Keep Calm and Love On
o de cómo se quiere.

Como soy de duda fácil, y de querer no entiendo, me propongo a saber como lo haría un joven del siglo XXI, veintiuno, lo escribo porque suena bien.

Lo primero que hago es buscar en Google, me sale una página que dice “Cualquiera que haya podido tener la extraña oportunidad de presenciar los escarceos amorosos de dos rinocerontes podrá confirmar que el amor y el odio están separados por un limite muy delgado, en el reino animal esto es casi una ley: Estos gigantes de dos toneladas, chocan entre sí una y otra vez en encontronazos de violencia tremenda, con maneras más propias de un ring de boxeo que de una ceremonia de bodas; Hasta que no se liberen de su agresividad, a través de envestidas y duros golpes, no mostrarán buenos modales y mucho menos, enamorados”.

Bueno, no entiendo bien y busco “Escarceos amorosos de dos rinocerontes” en youtube.com y me sale “escarceos amorosos”; “el sexo es de todos” pone escrito abajo, en la descripción, en el video que se reproduce salen dos cerdos manteniendo relaciones sexuales, y ahora me siento confuso y perdido porque dicen que en el futuro triunfarán los líderes que además de ser jóvenes, utilizarán la tecnología como instrumento para solucionar los problemas que se les presente, para dar respuesta a sus cuestiones, y yo ante la mía, había encontrado dos rinocerontes en Youtube, qué absurdo.

Mi primer paso para descifrar el mecanismo que se acciona y te hace querer fue, buscar en internet, en la red, en la nube, ahí encontraría la respuesta; Hasta ese instante es verdad que todas las que yo había escrito en esa cajita dentro de la pantalla blanca y debajo de las letras de colores habían tenido su respuesta; Pero después de los rinocerontes, no se me ocurrió una nueva búsqueda  - “¿Cómo se quiere?”- era claro y conciso; Estuve un rato más pero mi cabeza no me dejó pensar una nueva combinación de caracteres que me hiciera tener suerte y dar con el mecanismo. Me centré en imaginar respuestas a la cuestión sentado frente a la pantalla, me imaginé una lucha de grandes masas corporales e inteligibles - con toda la contradicción que eso supo - grandes y diminutas a la vez. Me recordé algo, se me hizo un hueco en la garganta, y quise encontrar la respuesta.

Así es como comencé a investigar sobre el cómo querer, en una realidad donde la verdad es relativa, accesible e instantánea y donde los afectos se enumeran, se compran, se regalan, se descambian, caben en una pantalla, se limitan, se usan, se describen y se les dan nuevos significados; Así que, dime tú, ¿Cómo se quiere?


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